Los lácteos fermentados con bacterias son esenciales para reforzar la flora intestinal, que en los países desarrollados suele destruirse con el abuso de antibióticos, o por otros factores naturales como el envejecimiento.
Sin embargo, existen muchas personas que padecen intolerancia a la lactosa y piensan que, por ello, pueden tener carencias de calcio muy perjudiciales. Es un error, ya que la leche es sustituible en la dieta por otros alimentos que aportan la misma cantidad de calcio.
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